Colegio de Abogados de Madrid: los últimos coletazos de un Régimen (IV)


Llegada la jornada electoral, se apreciaba una mayor participación de votantes que en ocasiones anteriores, aunque todavía muy lejos de lo que sería un nivel deseable. En otras ocasiones, se veían muchos rostros de los cercanos a los propios candidatos y grupos de abogados de despachos colectivos. Esta vez, más presencia de abogados individuales, muchos votando por vez primera. La mayor afluencia se registró en las últimas horas de la votación, cuando los abogados por fin podíamos “escaparnos” del despacho un rato antes. 

En un momento dado se produce un incidente. Dentro del Colegio, una persona parece estar introduciendo en un ordenador portátil datos que le suministran interventores de la candidatura de Sonia Gumpert. Varios representantes de otras candidaturas se encaran con él e incluso le exigen -como si ellos fueran la autoridad electoral- que les entregue el ordenador y avisan a la policía, que hace acto de presencia.


Al parecer, lo que está haciendo la candidatura es contrastar con su listado de simpatizantes, que han ido recogiendo en los días de campaña, si estos han ido a votar. Y, en caso contrario, telefonean a los rezagados para recordarles la hora de cierre de los colegios y animarles a acercarse a votar. 

Ésta es, ni más ni menos, la “gravísima irregularidad" que servirá más tarde para poner en cuestión el propio resultado por parte de aquellos a quienes no favoreció. 

Hay que hacer constar que en el proceso electoral del Colegio de Abogados no existe ni una figura similar al día de reflexión ni está prohibido realizar campaña incluso el mismo día de las elecciones. En segundo lugar, me parece que pedir a tus propios seguidores, que voluntariamente te han facilitado su teléfono y correo, que acudan a las urnas y animar a la participación no sólo no parece negativo, sino loable. 

Como la acusación era absurda, empezarán después a adornarla diciendo que prometían pagarles el taxi si iban, que les regalaban bolígrafos o que les entregaban la papeleta de la candidatura en la puerta. Como gráficamente dijo Sonia Gumpert en una posterior rueda de prensa, acusaciones que “son un insulto a la inteligencia y a la libertad de los abogados”. 

Ninguna prueba consistente acabará avalando tan ridículas afirmaciones. Pero, incluso aunque fuera verdad que algún activista de una candidatura hubiera hecho algo así, ya me contarán si de verdad puede eso poner en duda la emisión libre del voto por parte de un colectivo como el de la abogacía madrileña y el abrumador resultado del que hablaremos. 

Y lo que es aún más significativo: ninguna de las candidaturas consideró que esas prácticas hubieran contaminado el proceso electoral o viciado el resultado, ninguna pidió la anulación del proceso, ninguna la pidió la suspensión del escrutinio... hasta que empezó a saberse el resultado. 

De hecho, al término de la jornada electoral, cuando ya se habían producido y se conocían todos los supuestos hechos que denuncian y el incidente del ordenador, uno de los principales candidatos, Javier Cremades, emitió este tuit:

¿A ustedes les parece que es la manifestación de alguien que considera que se han registrado gravísimas irregularidades en la jornada electoral y que el resultado está afectado por las mismas y no es legítimo? No, ¿verdad? Pues unas horas después, el propio Javier Cremades firmaría una denuncia en ese sentido, pidiendo que se suspendiera la proclamación de la junta de gobierno electa. Curiosa forma de dar a la nueva decana ese "respaldo de todos" que, según él, debía tener.

En efecto, había terminado la jornada electoral con una sensible mejora de la participación, aunque tanto como un éxito rotundo desde luego no, porque rondaba el 14 %. Comenzaba un escrutinio que fue seguido con palpable interés. Y con muchas ansias de cambio. 

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