Cosas de la edad


Creo que estoy pasando la crisis de los cuarenta. No, no me quito un año, es que estoy pasando la crisis de los 40 a los 41: así de rarito que es uno.

Una amiga me dijo una vez que ella había llevado mucho peor los 31 que los 30. Entonces no entendí el porqué, pero ahora ya no me parece algo caprichoso. Es el vértigo de ver que no sólo ha cambiado el dígito de la decena sino que, encima, los de las unidades siguen avanzando implacables, los muy cabrones.

No tuve crisis de los treinta, o al menos no recuerdo haberla tenido, lo que significa que, si la hubo, no debió de ser demasiado importante. Me parece (comprendan que la memoria a partir de los 40 ya no es buena) que las cosas entonces me marchaban razonablemente bien en lo personal y en lo profesional. Tenía un minipiso con hipoteca de importe asumible, despacho compartido que funcionaba de forma aceptable y vivía (por si fuera poco, enamorado) con una chica, que por otro lado tenia 21 años, lo que ya de por sí es una contribución impagable a sentirte joven.

Cuando me cayó la treintena y ella me llevó a ver la magnífica, entrañable y divertida Beautiful Girls (con Timothy Hutton, mi Uma Thurman y la deslumbrante interpretación de una Natalie Portman preadolescente), supe que la fase que reflejaba esa película (la angustia de dejar la etapa de estudiante, las juergas y las pandillas, y el vértigo de pasar página para asumir responsabilidades y compromisos) en realidad yo ya la había atravesado pocos años antes. El pueblo que salía en la pantalla podía ser el mío, los personajes tenían nombres y apellidos en mi vida, y casi todas las situaciones (las frustraciones, las esperanzas, las tentaciones, los espejismos, las inseguridades y, a pesar de todo, los pasos adelante...) también podía aproximadamente identificarlas en mi historia personal. Es cierto que intenté prolongar de forma artificial aquella etapa (en cuanto terminé Derecho me matriculé en otra carrera universitaria), pero luego me fui rindiendo a la evidencia y parece que terminé por asumir la realidad sin demasiados traumas.

Ahora, no sé, no sé... Cumplir los cuarenta es una auténtica putada. Claro que no cumplirlos es peor. Siempre me acuerdo de un señor mayor que me dijo una vez: “La edad debería ser como el juego de 'las siete y media'. Para no pasarte, tendría que ser posible decir en algún momento: me planto”.

Eso hubiera hecho yo, si me hubieran dejado: quedarme en los 39 permanentemente. Creo que no he apurado tanto ninguna cosa en mi vida, hasta el último sorbo. En ocasiones anteriores, si tenía que decir mi edad, sumaba ya un año más cuando se aproximaba la fecha de mi cumpleaños, porque al fin y al cabo ya estaba más cerca, por ejemplo, de los 39 que de los 38. Pero cuando iban a llegar los 40, ni de coña: me aferré a los treinta y tantos como una lapa. Incluso la noche anterior estaba en un pub, eran las doce menos algo y una chica me preguntó mi edad y le dije muy serio que 39. Con un par. Sin más explicaciones ni matices. Al fin y al cabo, por unos minutos no mentía y, en esas circunstancias, ¿quién quiere que le feliciten por cumplir 40?

Cuando llegas a esa edad, se te acaban todas las coartadas para seguir considerándote joven, por mucho que estires los conceptos. Ya puedes tú continuar poniéndote vaqueros, llevando el pelo largo, saliendo por las noches de copas o lo que se te ponga en las narices... No tiene remedio: ya no eres joven. El abono joven de transporte en la Comunidad de Madrid se termina a los 20 (no sé cómo no les dan vergüenza estas cosas a los políticos). Para algunas cosas se considera jóvenes a los menores de 25 años. En otros casos, hasta 30. Y para otras, 35. Pero no hay ninguna clasificación en el mundo mundial -que diría Manolito Gafotas-, por generosa que sea, en la que se considere joven a un tío con 40 tacos cumpliditos.

Bueno, una sí: la de mi despacho, que ahí mando yo y pongo las normas que quiero. Como asesoramos a empresas, Bea, una joven empleada, había asistido a su primera inspección de trabajo. Yo trataba de deducir qué inspector de Ávila la había atendido y ella no recordaba el nombre:

- ¿Era joven? – le pregunté.

Bea mostró entonces dos virtudes: inteligencia y prudencia.

- Hummmm, ¿qué entiendes tú por joven?

Comprendí. Y me partía de risa.

- Vamos a ver, Bea, que te voy a orientar para que tengas futuro en esta empresa: ‘joven’ quiere decir siempre ‘hasta mi edad inclusive’, sea la que sea en cada momento –dije enfatizando, para subrayar el criterio aplicable y que no hubiera dudas.

- Ah, entonces el inspector era joven- dijo ella, también sonriendo.

- Bien, bien, por ahí vamos muy bien...

Pero, claro, sales por la puerta de tu despacho y en la calle ya imperan otras normas que por desgracia no pones tú.

El otro día, tomando unas cañas por La Latina, me preguntó la edad (esta afición cada vez la entiendo menos) mi amiga Silvia. No hizo ningún comentario a mi respuesta, pero eso es lo malo, que antes me decían algo: “pues aparentas menos” o lo que fuera, lo suficiente para ir alimentando, mal que mal, mi baja autoestima. Será paranoia mía, pero me parecía que mi querida Sil, tras enterarse de mi edad, me miraba esa noche como contemplan los visitantes a los dinosaurios en el Museo de Ciencias Naturales, con una mezcla de curiosidad científica y de ternura compasiva.

Otra amiga, Susana (que en esta ocasión es Susana G., porque hay una Susana A., todo un personaje, de la que seguro que hablaré alguna vez. ¿Por qué será que todas las Susanas que he conocido en mi vida tienen el encanto de la insolencia?), remató la faena hace poco. En un acto de crueldad que deberían denunciar enérgicamente los de Amnistía Internacional, me puso delante un espejo, sin encomendarse a Dios ni al diablo. Como a ella no le pago un sueldo, la muy bicho se permite el lujo de la sinceridad:

-Un tío de 40 ó más no es joven, Carlos. Es un madurito. 

Cagüenlaleche. Un madurito. Y sin un mal adjetivo al que aferrarme desesperadamente en la caída. Podía haber dicho de mí que soy un madurito interesante o algo así, que es como darte un puñetazo en el hígado y luego acariciarte el pelo, pero al menos amortigua la sensación... Pues no: resulta que soy un madurito a secas. Mi prima Marisol, que estaba presente y me conoce bien, supo que se acababa de abrir la caja de Pandora:

- Buenoooooo, aquí va a haber sangre...

A Susana le tocó aguantar esa noche una conferencia que pronuncié –háganse una idea- con una jarra de medio litro de cerveza checa delante, sobre el apasionante tema del aumento de la esperanza de vida en nuestro entorno. Mi interesantísima disertación (que en esta ocasión les voy a ahorrar. De nada) se centraba, en síntesis, en el argumento de que si ya no consideramos anciano a uno de 60, que hace unos años sí lo era a todos los efectos, por qué no vamos a poder considerar ahora joven a uno de 40 y que si tal, que si cual y que si Pascual. Me parece que no resulté convincente, pero vaya chapa que le di, no sabía en qué jaleo se metía la pobre...

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde.
Como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme el mundo por delante.


Siempre pensé que mientras no me sintiera identificado con estos versos de Jaime Gil de Biedma, la cosa iba bien. Me temo que ahora sí entiendo al poeta. Habrá que asumirlo, seguir caminando, seguir viviendo, seguir aprendiendo cada día...

Bueno, pues tomen buena nota: que hago un llamamiento público, a los seres humanos en general y a las chicas en particular, a que durante los próximos meses y hasta nuevo aviso se abstengan de preguntarme la edad. Tengan piedad y respeten mi período de crisis, por favor. Hay preguntas mejores y se me ocurren mil cosas más interesantes de las que hablar... O mil cosas más interesantes que hacer. A pesar de los cuarenta y uno.

33 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carlos, pues, aunque suene a tópico, en mi opi: "la edad es un estado mental". Hay personas que aparentan tener menos años de los que tienen o al revés... Y no me refiero sólo a que los aparenten físicamente. Partiendo de ahí, reconozco que a mí me empieza a fastidiar bastante cuando por ejemplo voy a una gasolinera a echar gasofa y me empiezan a llamar de "usted", por lo demás...

Un saludo

P.D. Cuántos años dijste que tenías? Jeje ;)

Anónimo dijo...

¡qué dura es la vida! Yo entiendo como te sientes, ya sabes que este año en mi cumpleaños decidí que no cumplía años...............

Creo que no deberías tener en cuenta a "la niña" porque, como ya has explicado tú, las circunstancias no eran las apropiadas para hablar de edades, delante de una jarra de medio litro de cerveza y (hubo una segunda conversación) delante de ese cóctel maravilloso del "bar de la simpática"...............perdónala,no sabía lo que decía, en realidad sabe que eres un chico muy interesante.

La del medio de los chichos

Anónimo dijo...

Al final del post dices que las chicas se abstengan de preguntarte la edad, pero me asaltan las dudas: ¿qué entiendes tú por "chicas"? ¿hasta qué edad llega ese concepto? ¿seré o no seré una "chica"?...

coco dijo...

Una amiga mia siempre dice que tiene 31 años y unos meses. 120, concretamente.

Carlos J. Galán dijo...

Jajajaja, buena pregunta, Marta. Te aclaro conceptos. "Chica": dícese de la mujer joven hasta mi edad inclusive, sea cual sea. Justa recriprocidad.

Anónimo dijo...

No sabía muy bien si contestarte porque veo que lo hacen fundamentalmente mujeres, presuntas admiradoras La verdad es que que este tema, o la vulnerabilidad masculina ante cualquier crisis de mucho juego para ligar y eso que yo en eso de ligar estoy retirado.
Yo también me voy aproximando a la dichosa crisis de los 40, aunque no sé si sabré distinguirla entre las 150.000 crisis que atravieso a diario. Sin embargo no estoy del todo seguro de que el argumento cronológico sea fundamental en relación a la crisis del paso de convertirse en "madurito".(A mí el adjetivo "interesante" me mosquea mucho porque los interesantes siempre son otros y nunca yo, complejo de daikin)Y te digo que no estoy seguro porque ¿no envejeces un poco cuando te casas tengas la edad que tengas?¿o un poco más cuando tienes hijos? No son lo mismo esos 40 en feliz soltería y estado de disponibilidad que en los dos casos anteriores que te menciono. Por otro lado yo ampliaría un poco más el concepto de mujer joven porque a lo mejor te depara interesantes posibilidades, basándome en datos estadísticos sobre tiradoras de tejos en diversos entornos próximos.Por otro lado hoy en día no tener alguna crisis es algo casi tan vergonzoso como no tener un blog, así que yo me voy a entregar ahora mismo a mi crisis postvacacional.

maria gemma dijo...

Hola Carlos, gracias por visitar mi blog y dejar constancia de ello en el post:Parque Natural Hoces del Duratón.
Empeze una ruta por toda España, logicamente empezando por Cantabria y aun no acabada.
¡La cantidad de Parques Naturales que tenemos en España!
Me gusta tu blog y si me das permiso te enlazo, logicamente espero respuesta para poder realizarlo.
Con respecto a la edad, yo con 43, en breve voy a por los 44, aun me siento jovencita, menos cuando algun chavaluco me llama "señora", que por cierto ni contesto, no me doy por enterada, a no ser que me tutee.
Tengo una amiga a la que leo en su blog de Albacete, tiene 78 y se siente joven.
Mi pareja tiene 45 y es joven.
Asi que ni caso, que tal y como esta la media de edad, eres un chavaluco.
Cuando te digan madurito, tu pregunta que con que fruto te compara y si es dulce y jugoso, jejeje
Un saludo.

Carlos J. Galán dijo...

Gracias, M. Gemma, por tu comentario. Lo del fruto suena bien...
Que lo del enlace, claro que sí, encantado.
Nos vamos leyendo.

Carlos J. Galán dijo...

Labana, aunque suene a tópido es gran verdad lo de que es importante el estado mental, tener una vida abierta, estar abierto a aprender cada día... Lo tengo claro. El articulillo tiene buena parte de coña. Ahora que es jodido ir envejeciendo, por muy joven de espíritu que seas.
Respecto a lo de que te llamen de usted y todo eso, yo lo peor que llevé es cuando empezaron a referirse a mí como "señor". Ufff, sienta muy mal. Recuerdo una vez que en el metro iba una pandilla de veinteañeros muy "alegres"; yo pensé que una de las chicas, en su estado etílico, estaba coqueteando conmigo. Hasta que otro de sus compañeros le dijo "no molestes al señor". Joder, qué mal me sonó.

Carlos J. Galán dijo...

A ver, La del Medio de los Chichos, que ya sé que la chiquilla no lo hacía por crueldad -como insinúo en el post- sino por pura inconsciencia. Y no la guardo rencor. Con que dé la cara y ponga algún comentario graciosillo en el blog y luego me pague un psicólogo, todo olvidado...

Carlos J. Galán dijo...

Bien visto, Coco. Una amiga me dijo que cumplía treinta y tantos, concretamente treinta y once.

Carlos J. Galán dijo...

Lutecio, claro que sí. En realidad, igual que la crisis de los 30 suele ser la del cambio de la juventud a asumir responsabilidades, la de los 40 suele ser la de un posible estancamiento, en gente que tiene la vida más o menos "ordenada", casados, con hijos, etc, que ven que el tiempo va pasando y sienten insatisfacción. Mi "crisis de los 40", aparte de que el artículo sobre todo es de coña, tiene más que ver con el mero hecho de envejecer y a veces tener la sensación de no haber vendido una escoba.

CAROLINA LEDESMA ALBA dijo...

Yo también adelanto mi edad cuando se acerca mi cumpleaños, jaja!

Bueno, la verdad es que llevo muchos meses diciendo que tengo 28 años, cuando en realidad los cumplo en octubre, pero... ¡es que llevo casi todo el año creyendo que ya los tenía, jaja!

Ya os podéis hacer una idea de lo despistada que soy... :-D

Carlos J. Galán dijo...

Ufff, qué me vas a contar de despistes, Carolina. Como me sumaba ya un año cuando se aproximaba la fecha, luego a veces cuando llegaba mi cumple me sumaba otro. Todavía estoy dudando si a Silvia, a la que cito en el artículo, le dije 41 ó 42...

Anónimo dijo...

No pensé que te iba a afectar tanto mi comentario, pero que como tú has dicho fue una frase inoportuna pronunciada bajo los efectos del alcohol (aunque dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, ja,ja).
Para poder subsanar mi comentario te diré que estas estupendo y en muy buena forma, puedo dar fé de ello diciendo que puedes subir 300 escalones en dos minutos y medio, sin que te cueste ningún tipo de esfuerzo. Yo firmaba por encontrarme así cuando llegue a tú edad....
"la niña"

Anónimo dijo...

Ayyyyyyyyyy que cosas te pasan....
Yo que siempre había pensado que eras un ser atemporal, ahora me doy cuenta que te aferras a la crisis de los 40 para justificarte a ti mismo.
No puedo opinar mucho sobre la crisis de los 40, me queda muyyyy lejos todavía ;-). Me imagino que la llamada crisis no será más que un punto de inflexión en esto del vivir. La edad donde las almas insatisfechas hacen balance entre lo que quisieron hacer y no hicieron en la vida.....
Es algo cruel que la vida sólo te de una oportunidad, pero a la vez es apasionante que así sea, de esta forma las decisiones que tomamos siempre son las correctas.... ¿Quién podría decir lo contrario?
Y una mañana de domingo cualquiera, te despiertas solo, como casi siempre, con una resaca del 15 y te preguntas a ti mismo ¿Qué cojones estoy haciendo con mi vida?, ¿Cuales eran mis sueños?, ni siquiera puedo recordarlos... ¿en qué momento me olvide de vivir el presente y comenzó a agobiarme el futuro?, quizás me agobia el futuro porque a pesar de tener un millón de amigos me siento solo... Será que me da miedo afrontar el futuro incierto de una madurez que tarde o temprano terminará en vejez.
¿Cómo serán esos últimos años?, o mejor dicho, ¿Cómo me gustaría que fueran?, .... a veces la solución pasa por hacerse las preguntas correctas. Si la respuesta es "Me gustaría tener treinta y tantos siempre? ..... la solución no es otra que seguir viviendo como lo has hecho hasta ahora, sin más pretensiones, "Lo vamos viendo" sería el lema para seguir a delante. Sin embargo, si la respuesta es "No quiero vivir como si tuviera treinta y tantos toda la vida, me siento fuera de lugar, no quiero tener resaca todas las mañanas de domingo y despertarme solo cada día.... Entonces, amigo mío, la solución pasa por replantearte tus prioridades y cambiar el rumbo de los acontecimientos, pegar un volantazo y dejar de repetir el camino que llevas repitiendo dos décadas.
Y una mañana de domingo te despertaras con una resaca del 15 porque el viernes decidiste salir con los amigos detona la vida, con los que apenas quedas porque la vida familiar no te deja tiempo. Y despertaras junto a una extraña de la que un día te enamoraste y con la que quisiste formar una familia tradicional, como Díos manda, y la miraras mientras duerme y te preguntaras si hiciste lo correcto, si realmente sigues enamorado de ella o hubiera sido mejor simplemente mantener una relación de amistas y sexo. Y probablemente te despertaran los gritos de unos niños, sangre de tu sangre, que reclaman toda tu atención para iniciar una mañana de juegos…… y se te pasa por la cabeza despertar a esa extraña mujer para que se ocupe ella, pero te da miedo iniciar una nueva discursión y a duras penas te levantas te llevas a los niños al parque, y allí, sentado en un banco y a la sombra ojeas la prensa y te paras a leer las ofertas de viajes organizadas para singles, y quizás, porque somos humanos y por naturaleza insatisfechos, te preguntaras ¿Qué cojones estoy haciendo con mi vida?, ¿Cuales eran mis sueños?, ni siquiera puedo recordarlos...

Así es la vida, amigo mío, una mezcla entre insatisfacción y búsqueda. Por suerte…

Anónimo dijo...

Galán, Galán..... ¡Qué crisis te gastas!. La verdad es qué quién lo iba a decir cuando te estilabas tarjetas de visita presumiento de ciertos atributos, digamos juveniles. Pero en fin, todo cede con los años (40) (creo, por lo que cuentan los que han llegado).
Lo cierto es que tienes motivos para deprimirte: un cuerpo castigado por los excesos, un trabajo insufrible, una vida social aburridísima, una vida sexual inexistente.... En fin, que te comprendo. Desde el cariño, nbo creas que no. Pero a pesar de esa visión condescendiente que tengo especialmente contigo debes entender que estás en lo cierto, que es deprimente llegar a esa edad en tu estado y que debes dedicar mucho más tiempo (ao al menos algo) a cuidados de imagen que aunque antes eran menos necesariuos (o eso piensas) empiezan a ser imprescindibles.

desde el corazon tu amigo Jose Luis Benito Maria

Carlos J. Galán dijo...

A la bruja "Anónima": bueno, lejos, lejos, no sé si te va quedando tan lejos ya la crisis...
Tu descripción, como la vida misma. Ya nos lo contaremos mejor con unas cañas delante por Lavapiés.
Por cierto, habrás visto que otra vez hablo de Beautiful Girls, esa película en la que Uma Thurman hace tu personaje...

Carlos J. Galán dijo...

"José Luis", así me gusta, levantando la moral a los amigos... Esto te va a costar una cena el viernes. Y cambia de pseudónimo, que ese ya lo tienen fichado en el Alcampo :-)

Carlos J. Galán dijo...

Y a "la niña", Susana G., veo que sigues hurgando en la herida, y ahora encima con ironía...
No me costó tanto subir los trescientos escalones de la torre de la catedral de Praga. Hay otras amigas tuyas más jóvenes que yo que subieron en el mismo estado. Y, además, yo en cuanto pude respirar y recogí la lengua del suelo, hice luego unas fotos muy buenas.

Anónimo dijo...

¡aggggggggggggg!

Me siento insultada. Yo, aunque, tengo muchisísimos años menos que tú.............subí, los 300.000 malditos escalones, tranquila, con elegancia, con glamour, pausadamente, como si lo hiciese a diario.........

Bueno, lo reconozco, yo también tuve que recoger la lengua al llegar. ¡gracias por los traguitos! ¿a nadie se le ha ocurrido montar un chiringüito allí arriba?

La atleta.

Anónimo dijo...

Dejaos de zarandajas: la crisis de los 40 es un mito, como el punto G. Nadie la padece pero todos se sienten obligados a sentirla al menos una vez en la vida.
Bien es cierto que a algunos les da por comprarse un Porsche mediando esa edad... pero de ahí a estar en crisis hay un mundo, mundo que resulta muy atractivo no solo para las "chicas" treintañeras... sino que incluso me atrevería a aumentar el rango hasta las veinteañeras.
Veamos: entrados en la década de los cuarenta todo en el hombre son ventajas. Los divorciados y separados han conseguido mantener una cómoda relación con su ex-mujer y sus hijos, que empiezan a despuntar en la adolescencia y pasan ya de ir con su padre y con sus ligues. Un escollo menos. Si son solteros... alguna otra ventaja tendrán, seguro.
La hipoteca se va cancelando si no lo está ya, pues su posición económica está más que enfilada por los gratos carriles del capitalismo acomodado. Incluso algunos disfrutan de segunda vivienda.
Las cuestiones físicas puede que sean las más delicadas. La barriguilla puede resultar incluso graciosa, siempre que no se sobrepasen los límites del mal gusto. Si la calvicie amenaza, que no es el caso, hay que cortar por lo sano. Para las arrugas, hay una crema de Helena Rubinstein pour homme que va fenomenal, y ellos se la pueden permitir sea cual sea el precio.
Los hombres a los cuarenta han superado los desmanes de los vicios y ya saben lo que significa tener resaca. Conocen su capacidad de reacción y pueden perfectamente organizar una cena con una hembra sabiendo los güisquis que deben tomar para no superar el límite y quedar como auténticos machos (por si se tercia).
Está bien, ya no sois unos niños... pero... quien ha dicho que a las mujeres no nos gustáis???
Deja de lamerte las heridas. La verdadera crisis llegará a los cincuenta. Ahí no valdrán comentarios que hacerte, tendremos que acompañarte cada fin de semana para que no entres en una depresión imposible, o te dé por hacer puzzles de cinco mil piezas.
Y a las "chicas" que sólo pretenden ser amigas tuyas, diles simplemente: "amiga, no sólo de pan vive el hombre". Y les das un morreo.
;-)

Anónimo dijo...

Carlos, felices...cuarenta. Yo te veo igual que con treinta y nueve, tío; por ti no pasa el tiempo.

Insisto, págate unas cañas y déjate de crisis (salvo que ésta sea económica -no tiene pinta- que, en ese caso, me las pagaría yo), pero vayámonos ya de cañas, que un cumpleaños sin ellas puede convertirse en doce meses insufribles.

Anónimo dijo...

Ay Carlitos, respeto tu crisis de los 40, cada uno puede tener las crisis que le de la gana, yo tengo la de los 55 kg y ya ves despedida, boda, cumpleaños, una cañita aquí, un rebujito allá, pero que nos quiten lo bailao, que estamos estupendos. Por cierto (y si no te lo digo reviento) en la boda de Nuri estabas impresionante, aunque con vaqueros.....
Bueno el café lo tendremos que aplazar para otro lunes, ya sabes lo ocupada que estoy ultimamente. Besitos

Carlos J. Galán dijo...

Jajajajaja, Gladis, genial tu comentario. Quizá eso es lo que necesito yo, alguien que me "espabile"... Hmmm, ¿y tú que haces el fin de semana...? ;-)

Carlos J. Galán dijo...

"Anónima", que me pongo colorao...
Primero me ha ilusionado el piropillo, pero luego ya he comprobado cuál es la explicación: que tienes un problema de visión... ¿Vaqueros? Anda, anda, mira bien las fotos..., que te juro que eso era un traje, lo pareciera o no.

Anónimo dijo...

Carlos! Supongo que a estas alturas ya se habrá pasado la crisis con los comentarios que has recibido. En fin. Si te sirve de algo yo, al igual que dijo un comentarista anterior, creo que tú eres atemporal, que tanto puedes tener 30 como 40. Eso es llevarlo con dignidad y lo demás son tonterías :-)

Anónimo dijo...

Carlos, este finde lo llevo fatal, pero lo vamos viendo.
Sugerencia: tienes que permitir que los comentarios se publiquen en tiempo real, sin moderador. Nos daría más frescura a lo que promete ser el blog de este otoño...

Carlos J. Galán dijo...

Gracias, Gladis, por la sugerencia. Me lo estaba planteando. Al principio activé la opción de "moderación de comentarios" no por censurar nada, sino por la paranoia de que la gente pudiera dejar insultos en vez de argumentos o que pudieran recibirse muchos mensaje basura o cosas así... Pero la verdad es que hasta ahora, todo perfecto.
Así que nos concederemos la mayoría de edad bloguera. He suprimido la moderación y desde ahora los comentarios se publican en tiempo real. Vamos a probar así.

Anónimo dijo...

Madre mía Carlitos, la que has liado con ese tema de la edad, ¿por qué será que es donde más comentarios aparecen?
Supongo que está claro, la política interesa a algunos (a mi no, por ejemplo) la literatura es como muy personal (a mi me gustan libros diferentes que los que veo que te gustan a ti) pero el tema de la edad... ahi jugamos todos.
¿Que te puedo decir yo al respecto? Coño, que estudie contigo, y tengo un año más que tu.
Pero sabes que Carlos? que yo te recuerdo a los 18 a los 19, a los 20...y eras un puñetero crio, inseguro, tímido (bueno, en eso tampoco es que hayas adelantado mucho) nervioso... Me callo porque me vas a dar un hostión.
Lo que quería decirte es que ahora con 41 (cumplidos en junio si no recuerdo mal) le pegas mil patadas al Carlos de 20 y al de 30.
Ya se que el artículo es de coña, pero lo único que nos molesta de cumplir años es lo que dirán los demás cuando lo sepan.
Yo me miro al espejo y me pregunto "¿que edad tienes Blanquita?" y me contesto "La edad perfecta".
Un besito, se feliz.

Anónimo dijo...

Vaya, he llegado aquí por otro post, pero al leer este no puedo evitar comentarte... que no eres el único. Yo "aun" tengo 39 y me aferro, pero esa sensación que tan bien describes cuando dices:"Cuando llegas a esa edad, se te acaban todas las coartadas para seguir considerándote joven, por mucho que estires los conceptos". Bueno, y en general, que me he sentido muy identificada, yo lo que hago es ir subiendo la edad de lo que considero una persona "mayor": para mí ahora los de 65 son jóvenes. No entiendo porque es la edad de jubilación, la verdad...enhorabuena por el blog.

Anónimo dijo...

Mi abuelo, con 84 años, me estaba contando algo, con los datos era incapaz de adininar de quien me estaba hablando. Le pregunté:
-Era joven?
- No. Casada.

Jajaja aqui tienes otra relativización de la juventud. ¡¡¡¡

Ginesapiens.

Carlos J. Galán dijo...

Jajajaja, sabio el criterio del abuelo, mi querida Ginesapiens. Sensu contrario, supongo que los solteros nunca dejamos de ser jóvenes.