Preocuparse, disfrutar


Aunque Dios no exista, creo que la despreocupación no será uno de los rasgos de mi vida. Aunque Dios no exista, voy a seguir preocupándome cada día. Por hacer las cosas bien y por hacer el bien. Por esforzarme en no defraudar, si puedo. Por crecer. Por la gente a la que quiero, por la gente que me importa especialmente. Pero también por las personas en general, por los que sufren, por los que padecen injusticias, por los que no tienen cubiertas sus necesidades básicas de alimentación, de educación o de salud, por los que carecen de derechos y libertades elementales en cualquier lugar del planeta... No puedo vivir sin preocuparme, sin cuestionarme las cosas, sin preguntarme qué hacer. No estaré comprometiéndome todo lo que debiera, todo lo que podría, pero hay algo seguro: no sé vivir con indiferencia.

Aunque Dios exista, disfrutaré la vida. Aunque Dios exista, haré lo posible por saborear cada segundo que se me conceda. Saborear cada ilusión, cada aprendizaje, cada conversación, cada pensamiento, cada mirada, cada gesto, cada cada caricia, cada beso, cada sensación, cada libro, cada gramo de arte, cada nota musical, cada manifestación cultural, cada comida, cada vino compartido, cada paseo, cada paisaje… Si Dios existe, él hizo la vida y no prohibiría disfrutarla.

No sé si será apócrifo o no y si lo citaré bien o mal, porque es de memoria. Pero alguna vez escuché en la radio que el poeta Manuel Alcantara se topó de frente en un viaje con el rostro conmovedor de la miseria, de la injusticia y del sufrimiento humano. Y a su regreso escribió:

Hay quien no busca a Dios.
Yo no tengo más remedio:
me debe una explicación.

(Fotografía: campaña publicitaria en autobús de Barcelona, de la web busateo.org).

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha emocionado lo que escribes.
Creer en Dios o no, no debe cambiar
nuestro comportamiento. Tenemos
que hacer el bien porque es lo
correcto, sin esperar recompensas,
o la entrada al paraíso, o por
el miedo a perderlo.
Tenemos obligación de ser felices,
de bebernos sorbo a sorbo ésta
vida que se nos da, única, irrepetible y tan mal usada, a
diario.
Pero comprometidos con quienes
sufren, que son muchos, con
los que lloran, que son demasiados.
Te mando un abrazo
BB

Bárbara dijo...

Me alegra, me tranquiliza que haya gente que piense, que sienta como tú. Sin alardes, con todas las dudas. Si lo encuentras, pídele explicaciones también de mi parte.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Lo encontré. El poema de Manolo Alcántara. Copio un fragmento:

"(...) Ponte a vivir como loco:
ama, ríe, bebe, olvida.
Puesto a vivir todo es poco
por más que dure la vida.

(...) Si otros no buscan a Dios
yo no tengo más remedio:
me debe una explicación.

No digo que sí o que no.
Digo que si Dios existe
no tiene perdón de Dios.

No digo que no o que sí.
Digo que me gustaría
que Él también creyera en mí".

Anónimo dijo...

Si Dios no existe, influirá en que esto estamos más solos, en que esto seguramente acabe con un punto... Pero no va a influir demasiado en la forma de vivir, B.B., yo no actúo motivado por premios o castigos. Es más, dicen que fue Jesús de Nazaret el que aseguró que la nueva ley ya no estaba escrita en tablas sino que teníamos que obedecer al mandato de nuestro corazón.

A mí en general, Bárbara, me abruman los que tienen todas las seguridades del mundo, cuando uno tiene la sensación de ser pura búsqueda, una pregunta andante.

Anónimo dijo...

¡Qué bueno, Carlos!

Por cosas como ésta, no por el escrito sino por los hechos que lo refrendan, es por lo que es un privilegio contar con tu amistad y con tu compañía en la lucha.

Y Dios sí existe...y además es argentino.

Carlos J. Galán dijo...

Finisterre, sacándome los colores. Sabes que el placer es mutuo. No sé, no sé, porque parece que Dios es calladito y los argentinos... ;-)

TortugaBoba dijo...

Amén Carlos. Qué bonito leerte. De verdad. Te lo cuenta una agnóstica en toda regla.
Y M.Alcántara... Un fenómeno.
Beso gordo.

Flavia Company dijo...

Pues sí, exista o no exista, sea o no un invento necesario o excéntrico, vamos a tener que seguir igual y con lo mismo.

Anónimo dijo...

Uno debe comenzar creyendo en sí mismo, las demas creencias son complementos de nuestro espirítu.
te sigo leyendo... genial lo q escribes.

Óscar G. Mera dijo...

Este ateo irreconciliable se muestra de acuerdo contigo Carlos. Hay que vivir y apurar cada momento, sin por ello tener que dejar de preocuparnos por todo lo que nos rodea. No se quién lo dijo, pero si no se puede bailar esta no es mi revolución.

Un abrazo.

Óscar G. Mera dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
María Cristina dijo...

Gracias por compartir tu sentir a este respecto. La verdad es que a mi también me ha impresionado la campaña de autobuses ¡con la de cosas de las que hay que preocuparse ¿para que entrar en polémicas sobre si Dios existe o no?! Y si Dios existe o no ¿vamos a ser realmente más libres?
La libertad individual va más allá de la creencia en la existencia de Dios. Además ¿quién es Dios? ¡Dios somos todos! ¡el Universo ¿no es Dios?! En fin, como tu bien dices, hagamos el bien independientemente de si Dios existe o no. Y no batallemos más por una guerra tan personal como la creencia en la existencia de Dios.
Un saludo.

Icíar dijo...

jajajaja, todo esto está muy bien...... pero, de dónde salieron esos valores? según tengo entendido, precisamente de las religiones, de la esencia del pensamiento en una religión.
Y ahora!!!! una campaña para acabar cone ella?

Nosotros estamos imbuidos de esa creencia, está en nuestro subconsciente, aunque seamos no creyentes.... Qué pasará en las generaciones futuras? mantendrán estos valores?

Anónimo dijo...

Es que el mensaje es extraño, Tortu: no sé por qué si no existe Dios no podemos preocuparnos de lo que nos dé la gana y si existe no podemos disfrutar de la vida. Hay que releer a Manolo Alcántara, poco valorado pero interesante periodista, escritor, poeta...

Eso parece, Flavia. Yo por lo menos sí. Si existe o no, me afectará en otras cosas, pero en esto de la preocupación y del disfrute al menos no.

Está bien eso de empezar por creer en uno mismo. Gracias, Niu.

Al final, se puede coincidir en valores humanos por encima de creencias religiosas, Óscar.

Hola, Cristina, me alegro de leerte por aquí. Pues sí, yo creo en algo tan elemental como que hay que respetar la libertad del que cree o del que no cree en lo que sea, sin ofender, sin descalificar y ya está.

Icíar, es cierto lo que dices, yo creo que el sustrato filosófico y cultural sobre el que se han asentado los derechos humanos tiene mucho de origen religioso, aunque con un baño de sana laicidad. Yo creo que, aun siendo ateos, agnósticos, creyentes o lo que cada uno quiera, no deberíamos negar esa realidad. Las religiones han provocado algunas de las más absurdas imposiciones, algunas de las guerras más sangrientas, etc. y también lo contrario, el que se reconocieran determinados valores éticos que son quizá la parte mejor de la base de nuestra civilización.

TortugaBoba dijo...

Ehhh, que Manolo Alcántara es toda una institución en su pueblo ¿eh? ;-)
Muaks.